Nuestros miembros: Shannon Signer, Santa Rosa Memorial
Sus experiencias previas trabajando en tiendas y como maestra de preescolar le enseñaron a Shannon Signer dos cosas: no puedes ser tímido y debes abogar por aquellos que tienen dificultades.
El trabajo como vendedora también le enseñó lecciones importantes sobre cómo se puede explotar a los trabajadores cuando “no tienen voz, voz ni contrato”, dijo Shannon. “La gerencia siempre te está usando y abusando”.
Por eso se emocionó tanto hace siete años cuando consiguió un trabajo sindical como técnica de radiología en el Hospital Santa Rosa Memorial. “Ahora me siento protegida”, dijo.
Así también se sienten sus compañeros de trabajo gracias a su labor como delegada sindical, un papel que buscó para ayudar a lidiar con un mal gerente.
El gerente intimidaba a los trabajadores y tenía favoritos en lo que respecta a los horarios de vacaciones, pero los esfuerzos de Shannon ayudaron a terminar con eso; hasta la fecha no ha dejado de defender a sus colegas.
Por ejemplo, cuando la pandemia de covid estaba en su punto más alto, el hospital cerró el área de urgencias donde ella labora. Shannon y sus colegas solo trabajaban dos o tres días a la semana. Para obtener más horas, Shannon propuso la idea de organizar y limpiar adecuadamente sus áreas de trabajo, lo que nunca tenían la oportunidad de hacer. “Limpiamos, arreglamos y pusimos todo en orden”, dijo. Esas labores les dio suficientes tareas que hacer para llenar sus horarios.
Cuando se les pedía a los trabajadores de por día presentarse a trabajar y se les enviaba a casa después de una hora, ella exigió que se les pagara por cuatro horas de trabajo, como lo exige el contrato. El problema llegó hasta Recursos Humanos, pero Shannon y sus colegas prevalecieron.
Cuando los cambios ergonómicos en sus computadoras tuvieron un impacto negativo, Shannon redactó una carta que detallaba las quejas de sus compañeros de trabajo e hizo que todos la firmaran. La gerencia no respondió de inmediato, pero Shannon persistió y “finalmente consiguió que alguien viniera y reevaluara (los cambios)”.
Detrás de todas estas acciones hay un deseo genuino para mejorar la vida de las personas.
“Sí me gusta ayudar a los demás, especialmente cuando sienten que no tienen ningún poder”, dijo ella. “Cuando me convertí en delegada, quería que la gente supiera que tenemos poder, podemos expresar nuestra opinión y estamos protegidos”.